29 primer texto
Die erste textstelle hab ich schon mal teils abgeschrieben... (den Rest schreib ich später ab... und die Korrekturen mach ich auch später ...
GUZMÁN DE ALFARACHE
PRIMERA PARTE
PRIMER LIBRO
CAPÍTULO I
GUZMÁN DE ALFARACHE
PRIMERA PARTE
PRIMER LIBRO
CAPÍTULO I
En que cuenta quién fue su padre
Así acontece ordinario y se vio en un caballero estranjero que en Madrid conocí, el cual, como fuese aficionado a caballos espanyoles, destando llevar a su tierra el fiel retrato, tanto para su gusto como para ensenyarlo a sus amigos, por ser de nación muy remota, y no siéndole permitido ni posible llevarlos vivos, teniendo en casa los dos más hermosos de talle que se hallaban en la Corte, pidió a dos famosos pintores que cada uno le retratase el suy, prometiendo, demás de la paga, cierto premio al que más en su arte se estremase. El uno pintó un overo con tanta perfección, que sólo faltó darle lo imposible, que fue el alma; porque en lo más, enganyando a la vista, por no hacer del natural diferencia, cegara de improviso cualquiera descuidad entendimiento. Con esto sólo acabó su cuadro, dando en todo lo dél restante claros y oscurso, en las partes y según que convenía.
El otro pintó un rucio rodado, color de cielo, y, aunque su obra muy buena, no llegó con gran parte a la que os he referido; pero estremóse en una cosa de que él era muy diestro, y fue que, pintando el caballo, a otras partes en las que halló blancos, por lo alto dibujó admirables lejos, nubes, arreboles, edificios arruinados y varios encasamentos; por lo bajo del suelo cercano, muchas arboledas, yerbas floridas, pradosy riscos; y en una parte del cuadro, colgando de un tronco, los jaeces, y al pie dél estaba una silla jineta; tan costosament obrado y bien acabado, cuanto se puede encarecer.
Así acontece ordinario y se vio en un caballero estranjero que en Madrid conocí, el cual, como fuese aficionado a caballos espanyoles, destando llevar a su tierra el fiel retrato, tanto para su gusto como para ensenyarlo a sus amigos, por ser de nación muy remota, y no siéndole permitido ni posible llevarlos vivos, teniendo en casa los dos más hermosos de talle que se hallaban en la Corte, pidió a dos famosos pintores que cada uno le retratase el suy, prometiendo, demás de la paga, cierto premio al que más en su arte se estremase. El uno pintó un overo con tanta perfección, que sólo faltó darle lo imposible, que fue el alma; porque en lo más, enganyando a la vista, por no hacer del natural diferencia, cegara de improviso cualquiera descuidad entendimiento. Con esto sólo acabó su cuadro, dando en todo lo dél restante claros y oscurso, en las partes y según que convenía.
El otro pintó un rucio rodado, color de cielo, y, aunque su obra muy buena, no llegó con gran parte a la que os he referido; pero estremóse en una cosa de que él era muy diestro, y fue que, pintando el caballo, a otras partes en las que halló blancos, por lo alto dibujó admirables lejos, nubes, arreboles, edificios arruinados y varios encasamentos; por lo bajo del suelo cercano, muchas arboledas, yerbas floridas, pradosy riscos; y en una parte del cuadro, colgando de un tronco, los jaeces, y al pie dél estaba una silla jineta; tan costosament obrado y bien acabado, cuanto se puede encarecer.
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